Ambientada durante el Levantamiento de los bóxers, en Pekín, a finales del siglo XIX, la película narra el sitio al que se vieron sometidas, por los bóxers, las embajadas de las potencias extranjeras en 1900. Dentro del recinto asediado, el embajador inglés se une a los miembros de otras delegaciones en un desesperado intento por resistir el asedio.