El Levantamiento de la Audiencia

Este Levantamiento de Amityville, en caso de que la gente logre verla hasta el final, provocará el levantamiento del público. Porque es muy legítimo que exista una audiencia para las películas clase B y, por lo tanto, también es lógico que hayan producciones que satisfagan esa demanda.

Pero en este caso, la película es inclasificable, no puede ocupar ningún lugar del abecedario no por lo mala (que lo es y en grado superlativo) sino por la propia realización que de tan amateur uno cree estar viendo la prueba final de niños estudiantes de cine en el jardín preescolar. La torpeza de un elenco (seguramente honorario, porque es imposible creer que hayan cobrado para “actuar” como lo hicieron), los errores de continuidad, de edición,  los paupérrimos decorados y los torpes efectos especiales hacen empalidecer a un guión estrafalario.

Porque aquí se plantea el cine catástrofe con una lluvia ácida producto de la explosión de una planta química, el melodrama médico por los efectos que esa lluvia provoca en los que anden por la calle, el drama de un padre ausente y de un hijo que cae a su trabajo en el peor momento, el desmadre en el interior de una estación de policía incluida su propia morgue por una reorganización administrativa, las víctimas de la corrosión de la lluvia ácida que mueren, pero que luego reviven infectadas con un virus que provoca canibalismo, por lo que todo al fin de cuentas se transforma en una cuestión de zombis.

Relatado de esta forma uno podría pensar que como en los mejores ejemplares de la productora The Asylum, esta “Amityvylle Uprising” podría prestarse para la carcajada involuntaria, la risa y el goce por el ridículo, pero justamente es todo lo opuesto. Este filme da muchas ganas de llorar (y no precisamente por lo emotivo).