Qué misterio la dulcamara

Igual de misterioso es el título de esta Nightshade, que hace referencia a este fruto homeopático (también llamado, entre otras formas, hierba mora) aunque, uno puede suponer que es la infusión que uno de los personajes bebe permanentemente (¿acaso indicado por otra persona?) pero sin mayor explicación uno queda, como dirían los españoles, “que ni te enteras”. Y también hay misterio en el argumento de esta película.

Un misterio muy bien sostenido casi hasta el final (aunque muchos podrán deducir tempranamente la solución a la historia) que te mantiene expectante y entretiene en un género policial que se acerca, en algo, al thriller. Un detective de la policía investiga una serie de asesinatos y en su camino de la investigación interfiere su propia psiquis, que se ve perturbada por sueños y premoniciones que lo conectan más y más con el propio crimen en cuestión.

El libreto es inteligente en la forma de dosificar la curiosidad del espectador por entender hacia dónde se dirige la trama, lo hace sin grandilocuencias y con diálogos medidos que son correctamente dichos por un elenco parejo, aunque no excepcional. Apenas correcto y funcional.

En la cuarta parte final, el guión flaquea porque todo el rollo es desvelado por uno de los personajes que explica, paso a paso, la verdadera cuestión sin apelar a la sutileza de la imagen y de la imaginación del espectador.

Es un buen filme para pasar el rato y no sentir vergüenza de haber visto algo que, sin ser una obra mayor, cumple con la función de entretener. Si no tienes grandes pretensiones pero sí ganas de divertirte un rato, te la recomiendo (tibiamente).