Conseguí todo lo que quería ¿por qué no soy feliz?

Este parlamento que se escucha casi al final resume el sentido final de esta gran película. Pequeña gema escondida en alguna plataforma de PPV y que para quien esto escribe le cuesta mucho contar en su prontuario con una trayectoria de reseñas irónicas por lo que es posible que alguien crea que esto es un bodrio, y que estas palabras sean una tomadura de pelo.

Hay un guión estructurado en forma muy ingeniosa que apela a "flashbacks" y "flashforwards" sin que uno se confunda (aunque hay una verdadera intriga hasta los créditos finales para determinar lo real, lo imaginado, lo soñado o la pura ficción) porque en esta obra no existen los berretines trascendentes de un Christopher Nolan (con disculpas para los fanáticos de este recontra sobrevalorado director yanqui) pero se plantean varios temas existenciales, como al pasar y casi inadvertidamente, como la soledad, la persecución de sueños, el desamor, el rechazo laboral, la infancia perdida, la alienación de un entorno que no tiene piedad para los buscavidas y la manipulación del público por parte de los grandes medios.

Todo muy sencillito, con escaso presupuesto pero también con enorme talento, un elenco impecable y, como si fuera poco, usando apenas el tiempo necesario (poco más de una hora) para arrojarte en la jeta una historia que te dejará pensando.

Ojalá algún pitucón de la crítica profesional descubra esta película y le de un empujón para que mucho público no se la pierda.

Así se hace cine. Así da gusto consumirlo.