Tributo a David Lean

Me hizo acordar a Lawrence de Arabia y al Puente sobre el río Kwai por ser una superproducción épica y dramática que cuenta con —según mi pobre discernimiento— una de las más portentosas fotografía y banda sonora de todos los tiempos, pero que además tiene un tratamiento argumental dramático muy poderoso, sin fisuras y excepcionales actuaciones (tanto del propio Crowe como del elenco turco).

La presencia actoral del también director con su profunda y cavernosa voz son un verdadero festín sonoro que se suman como una gran coreografía auditiva a los gemidos de la agonía, a los sonidos de la naturaleza y a los disparos y bombazos de la batalla, todos ellos captados en un impresionante Dolby que te hacen vibrar.

Y qué decir de la imagen pletórica de contraluces en los primeros planos y de gran luminosidad en los paisajes australianos desérticos (la secuencia de la tormenta de polvo es un prodigio digno de ser visto una y otra vez) y en las llanuras turcas con un derroche de cielos y praderas alucinante

Pero ¿solo imagen, sonido y buenas actuaciones?: no. Hay un relato muy bien escrito y contado, aunque tal vez un poco parcial (ni siquiera al pasar se menciona al genocidio armenio) en el que los turcos en determinado momento son retratados como pobres víctimas de los griegos; pero es un tema que no debo profundizar porque tengo grandes baches históricos respecto a la batalla de Gallipoli (o de los Dardaneles como le llamaron los británicos). Sí, Russell Crowe mostró un pulso narrativo al mejor estilo David Lean en esta película excepcional que recomiendo calurosamente.

La única salvedad tiene que ver con las copias exhibidas en mi país (Montevideo, Uruguay) las que —afortunadamente— son siempre en su idioma original y prácticamente se prescinde del doblaje: casi el 30% de la película está hablado en turco y tiene subtítulos en inglés, y los subtítulos en español se superponen a los mismos y, como ambos están en color blanco, es bastante complicado leerlos.