Bienvenidos al Berlín de los explosivos años 20. A finales de 1929, la capital alemana se sitúa como la gran metrópolis de la expresión y la libertad. La ciudad más moderna y viva de una Europa en plena efervescencia que, sin embargo, se tambalea al borde de un cambio inminente. Refugio para aquellos que buscan la emancipación, Berlín es un hervidero de gente de toda condición política y clase social: en sus calles se mezclan comunistas, anarquistas, nazis, mafias e inmigrantes rusos, y en cada rincón proliferan artistas, bohemios, homosexuales, músicos, bailarinas de cabaret y travestidos. Todos ellos testigos de los tiempos de apertura y transformación que se abren paso cautelosamente con la nueva década.

Mientras sigue investigando el rodaje de la película, Gereon se enfrenta a complicaciones en un interrogatorio, lo que le lleva a nuevas sospechas. En mitad de lo ocurrido, Gereon conoce a Charlotte.

Kardakov sigue huyendo del servicio secreto. Svetlana accede al contenido del tren, pero las cosas se complican y es detenida. La investigación de Gereon le lleva hasta una prostituta que le da nueva información. Charlotte se replantea su puesto de trabajo.

Gereon y Bruno se ven involucrados en una revuelta comunista que produce altercados en pleno centro de Berlín. Charlotte se ofrece voluntaria para la autopsia de Kardakov con la policía forense, donde vuelve a cruzarse con Gereon. Más tarde se encuentra con Greta, una vieja amiga. Svetlana mueve sus hilos.

Charlotte ayuda a Greta a encontrar un nuevo trabajo en el cabaret y decide echar una mano a Gereon con la investigación. Gereon contacta con una vieja amiga de Colonia. Las revueltas empeoran y acrecientan el rechazo a la policía, lo que repercute en las investigaciones.

Charlotte pasa el día con Greta y otros amigos en la ribera del río. Gereon confiesa una importante carga de su pasado. Mientras, el jefe de la policía le pide explicaciones sobre los ataques durante la revuelta y Gereon indaga en los hechos.

Gereon visita a un farmacéutico. Charlotte hace sus propias indagaciones en la estación de tren, haciéndose pasar por periodista. Allí es testigo de una redada y decide avisa a Gereon.

Greta aprovecha que los señores no están en casa para pasar el día con Fritz. Nyssen, en prisión, es interrogado por el consejero sobre el tráfico de armas químicas. La investigación de Gereon le lleva hasta el propietario del Moka Efti.