Tras ser despedido del hospital por la polémica presentación, Bill Masters busca un nuevo trabajo presionado por su mujer, Libby. Virginia, mientras tanto, continúa trabajando para la doctora DePaul al tiempo que lidia con ciertos rumores.

Ahora que Masters empieza su trabajo en el hospital Memorial, se plantea contratar otra vez a Virginia. Sin embargo, al llegar encuentra que le han impuesto una nueva secretaria (Betsy Brandt). En casa, Libby decide contratar una niñera.

Masters se enfrenta a un dilema cuando asiste el parto de un niño de sexo ambiguo. Fuera del hospital, Virginia y él vuelven a citarse en secreto en un hotel y el pasado de Bill sale a la luz.

La relación entre Bill y Virginia se ve amenazada cuando el doctor Langham les ve saliendo de un hotel. En el hospital, Masters intenta incorporar a Johnson como su asistente pero no le convence la sospechosa actitud del director hacia ella.

Masters continúa yendo más allá en su estudio, con el añadido de seguir siendo el único médico blanco en un hospital de negros, mientras Virginia intenta arreglar su relación con la doctora DePaul. Libby se encuentra con una reprimenda inesperada.

Después de que Hendricks prohíba a Masters utilizar participantes negros en su estudio, Bill contacta con una periodista para promocionar sus esfuerzos. Mientras tanto, Virginia se ve obligada a aceptar la decisión de Lilian sobre su enfermedad.

Han pasado cinco meses. Bill ha decidido interrumpir su trabajo sexual personal con Virginia, incapaz de ocultar su decepción tras haber descubierto que ella sigue teniendo relaciones con otros hombres, y pasa a centrarse a conciencia en mantener activa su nueva clínica como sea.

Mientras Bill trata en privado a una pareja con problemas para concebir, Virginia descubre, en su intento de ayudar a Barbara Sanderson, que ciertas disfunciones sexuales podrían llegar a guardar relación con trastornos psicológicos.

Virginia continúa haciéndose pasar por su paciente para así conseguir consejos del psiquiatra que pueda trasladarle a Barbara Sanderson. Betty y Bill, mientras tanto, intentan solventar la impotencia de Lester con la ayuda de una prostituta. Libby decide declarar como testigo.

A oídos de Bill llega la existencia de un estudio que podría rivalizar con el suyo, así que se pone manos a la obra junto a un experto en relaciones públicas para intentar patentar su trabajo. Virginia, motivada ahora por la disfunción de Bill, no cesa en su empeño por buscar una cura. Langham se enfrenta a un dilema.

Un equipo de televisión llega a la clínica con la intención de documentar los estudios de Masters y Johnson en el campo de la disfunción sexual, una decisión que no termina de convencer a Bill. Virginia, mientras tanto, se plantea si no está priorizando su trabajo sobre su familia. Libby encuentra en Robert el agradecimiento que esperaba por lo que ofrece.

Masters se preocupa por la imagen que podría dar en el documental que han preparado para ellos, mientras Libby aprovecha la distracción de su marido para ahondar en su relación con Robert. El intento de Virginia de afianzar la custodia de sus hijos contra George se vuelve contra ella.