Iemos y Wiros se aventuran en el bosque repleto de criaturas espeluznantes de camino a Gabi. Ilia continúa con su entrenamiento, mientras Numitor y Silvia, que han llegado a Ertas, intentan hacer ver a los sabios de la ciudad que Amulius les ha mentido.

El rey Ertas de Gabi no confía en las palabras de Amulius. Ilia escucha noticias y decide cambiar su destino. Iemos está en el bosque con los Luperci, donde ve a Wiros por primera vez.

Ilia visita al sacerdote de Marte e inicia su transformación. De vuelta del bosque, Wiros les dice a los demás que huyó de la diosa de los lobos, pero Iemos es el único que puede salvarlo.

Iemos y Wiros se aventuran en el bosque repleto de criaturas espeluznantes de camino a Gabi. Ilia continúa con su entrenamiento, mientras Numitor y Silvia, que han llegado a Ertas, intentan hacer ver a los sabios de la ciudad que Amulius les ha mentido.

Los Ruminales llevan a Wiros e Iemos a la cueva para conocer a la Loba. Ilia se va con su padre, Amulius, para buscar justicia. Numitor y Silvia dejan la ciudad con el príncipe Lausus.

Los soldados de Velia se adentran en el bosque buscando a los Ruminales, que estaban esperándolos con Iemos y Wiros, listos para pelear. Deseoso de venganza, Spurius incendia el bosque. Amulius debe regresar a Alba Longa.

Un grupo de Ruminales, incluidos Iemos y la Loba, caen en la trampa de Spurius. Mientras tanto, Wiros se reúne con Silvia y Numitor en las tierras del alfarero griego. Amulius atrae la ira de los dioses.

Debido a una estratagema, Wiros entra en Gabi, protegido por Ilia, quien se ve obligada a huir. Spurius captura a Iemos y lo lleva de vuelta a Alba Longa.

Iemos consigue liberarse y escapa a Gabi, donde finalmente encuentra a Wiros. Ha llegado la hora de recuperar Alba Longa y restablecer la verdad. Abandonados por todos, Amulius e Ilia se preparan para librar la batalla final.

Iemos y Wiros por fin llegan a Alba Longa, pero no quieren que se derrame más sangre injustamente. Ilia finalmente descubre la verdad sobre Enitos y se enfrenta a su padre. Iemos afronta un enigma.