Mientras afronta la amenaza de un hombre llamado Lord Baltimore y sigue con su particular batalla contra Berlin, Raymond Reddington se reencuentra con una persona de su pasado. Liz intenta seguir adelante con su vida tras su enfrentamiento con Tom.

Red aprovecha un atraco al banco Monarch Douglas para intentar acabar con el lavado de dinero que allí se produce. Mientras investiga el crimen, Liz cuestiona las intenciones de Reddington. Un nuevo miembro entra a formar parte del comando de Cooper.

Cuando encuentran a un hombre con el corazón arrancado, Liz y el agente Ressler se alían con el agente Samar Navabi para desmantelar el mercado negro del Dr. Covington. Mientras tanto, Red y su socio intentan capitalizar una potencial oportunidad en Indonesia que deja a Reddington en una posición algo desfavorable.

Después de que una serie de ciudadanos aparentemente no violentos se conviertan de repente en asesinos, Red pone en preaviso a Liz sobre un posible experimento sociológico muy peligroso, mientras a su vez intenta convencer a Naomi y a su marido de que no acepten una complicada propuesta.

Junto a los agentes Ressler y Cooper, Liz persigue una célula eco-terrorista llamada El Frente que va tras un arma de destrucción masiva. Mientras tanto, Red no duda en recurrir a la manipulación para atrapar a alguien muy cercano a él.

Cuando un cadáver mutilado sale a la superficie en una playa, la agente Liz Keen consulta a Reddington sobre el mortal submundo de los traficantes furtivos, un tema que Red toma muy a pecho. Mientras tanto, Donald lidia como puede con sus asuntos personales.

Cuando un científico nuclear iraní es asesinado de manera sospechosa, Red informa a Liz y a la agente Navabi sobre una trama de venganzas que involucran a un peligroso criminal apodado "El cimitarra". Mientras tanto, Liz sigue empeñada en conseguir información sobre Berlin en una inesperada fuente.

Las razones que llevan a Red a acabar con Berlin dan un giro inesperado cuando se entera de que ha sido manipulado, llevándoles a viajar a Moscú para rastrear a un oficial ruso de alto rango que podría estar involucrado. Mientras tanto, Liz se esfuerza porque su secreto siga bien guardado.

Las fuerzas especiales intentan salvar a Red cuando esa arrestado y trasladado a unas instalaciones secretas. Allí, Red lidia con un ladrón con el que compartió una complicada historia.

El jefe del FBI, Cooper, hace todo lo posible para rescatar a su equipo de la prisión donde se encuentran, mientras el criminal Luther Braxton trata de recopilar información confidencial.

Cuando un agente encubierto de la CIA es secuestrado por una banda de separatistas en Uzbekistán, las fuerzas especiales ponen en marcha una misión de rescate. Red informa a los agentes Keen y Ressler de que se enfrentan a "Ruslan Denisov", un peligroso socio de su pasado.

Red aconseja a Liz sobre la desaparición de Justin Kenyon, el líder de una secta polígama con peligrosas mercancías enterradas en su propiedad. Mientras tanto, Red utiliza sus fuentes para apaciguar las últimas palabras de Fitch y viaja en busca de su guarida.

Con la ayuda de Red, Liz va tras la pista de un asesino en serie conocido como "el cazador de ciervos", que rastrea a sus víctimas como si fueran presas. Mientras tanto, la policía local sospecha de un asesinato.

Un antiguo romance de Reddington le involucra en un juego mortal con una poderosa dinastía cuyo hijo único ha recaudado una fortuna a costa de subastar ilegalmente material de contrabando. Mientras tanto, Tom lleva a cabo una nueva misión.

Cuando Liz es interrogada en los tribunales como sospechosa del asesinato del supervisor del puerto, su inusual relación con Red y las fuerzas especiales es puesta en el punto de mira. Mientras, Red recurre a Cooper y Ressler para localizar a ¿El Alcalde¿, un peligroso antiguo socio que podría ser la clave para librar a Liz de prisión.

A medida que las pruebas se acumulan en contra de Liz en el caso del asesinato del supervisor del puerto, un juez federal le deja claro que tendrá que afrontar cargos graves. Reddington y Ressler se dan cuenta de que la única solución parece estar en encontrar al recién desaparecido Tom Keen, donde quiera que esté.

Las fuerzas especiales siguen el rastro a un científico que secuestra a pacientes discapacitados para experimentar con ellos en busca de la inmortalidad. Mientras, en Washington DC, Tom se las arregla para esquivar nuevos enemigos.

El equipo persigue a una provocativa artista (Ana de la Reguera) cuyo único objetivo es arruinar la vida de la élite más acaudalada: altos empresarios, inversores, banqueros... Liz decide pedir ayuda a Tom en el caso a cambio de un favor. Mientras tanto, Reddington presiona a Liz para que le entregue el Fulcrum.

Mientras Reddington lucha por salir adelante, pide desesperadamente a Liz que siga la pista a una figura clave de su pasado que podría saber del Fulcrum.

Después de descodificar la información contenida en el Fulcrum, Red se dispone a parar una amenaza inminente. Mientras tanto, el equipo de fuerzas especiales descubre que los cadáveres de varias mujeres chino-americanas están siendo exportados del país bajo identidades falsas. Liz sigue buscando respusetas sobre su pasado tras descubrir una foto escondida en el piso de Red.

Siguiendo instrucciones de Reddington, el FBI se pone tras la pista del más peligroso asesino ruso, Karakurt, enemigo del territorio americano. Para evitar una catástrofe, Liz y Ressler tienen un encuentro con la Contrainteligencia Rusa, que les ofrece no sólo información sobre Karakurt sino también sobre la identidad de la madre de Liz.

Cuando Liz descubre que le han tendido una trampa y ha sido incriminada, Red recurre a sus contactos para limpiar su nombre. Mientras, el equipo de fuerzas especiales se enfrenta a ciertos problemas de confianza y Cooper recibe noticias desconcertantes.