Una noble desconocida llega a una aldea remota de montaña, afirmando que, entre cinco de sus habitantes jóvenes, se encuentra la reencarnación de un antiguo poder que, tiempo atrás, destruyó el mundo y que volverá a hacerlo si ella no logra descubrir su identidad. Pero todos ellos tendrán menos tiempo del que creen.

Moraine y Lan ponen a salvo a los cuatro aldeanos sin saber todavía cuál de ellos encarna la profecía. Pero también ellos despiertan recelos entre los jóvenes, que ven hasta qué extremo es capaz de llegar Moraine por su misión y hasta qué lugares está dispuesto a llevarlos Lan.

Moraine y Lan encuentran refugio en un lugar inesperado… e indeseable. Los aldeanos, separados, intentan reencontrarse o, al menos, encontrar cobijo. Pero no tardan en comprobar hasta dónde llegan las garras del Oscuro y aprenden que, a lo largo del camino, se puede confiar en muy pocas personas.

Moraine roza la incertidumbre y Lan tiene sus roces con la nueva incorporación al viaje. Rand duda de Mat, que empieza a dudar de sí mismo. Egwene y Perrin se adentran en un camino diferente. Un nuevo poder descomunal se desata sobre el mundo.

Perrin y Egwene se cruzan con una cara conocida, a la par que Mat y Rand conocen caras nuevas. Moraine y Lan lloran una pérdida.

Moraine afronta las consecuencias de sus actos, Mat se enfrenta a la oscuridad y Egwene se ve, cara a cara, con la mujer más poderosa del mundo.

Un encuentro inesperado desvía de su camino a Moraine y a los suyos. Pero esa distracción desvelará muchas cosas: el verdadero objetivo de Moraine, el pasado de Lan, las fracturas que se han abierto en el grupo y la identidad del Dragón renacido.

Moraine lleva 20 años luchando por este momento, pero no puede evitar que el Dragón Renacido reciba el llamamiento del Oscuro.