película • Corea del Sur ()
La familia Kim vive en un humilde sótano e intenta ganarse la vida como puede. Cuando el hijo mayor, Ki Woo, empieza a dar clases particulares en casa de los acaudalados Park, las dos familias, que tienen algo en común pese a pertenecer a dos mundos totalmente distintos, comienzan una inte... Ver detalles
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Las eternas desigualdades sociales producen parásitos
Esta magnífica obra surcoreana puede verse como una comedia negra que va mutando poco a poco en una especie de thriller grotesco, así por lo menos te lo va planteando el guión y la puesta en escena que cuentan con una extraordinaria, luminosa fotografía y cautivante banda sonora.
Pero en el fondo, especialmente al final e incluso después que uno haya terminado el visionado es un momento para reflexionar sobre lo que se vio. En realidad es un espeluznante retrato de los que están "bien arriba" y de los que subyacen "bien abajo" (ambas expresiones tomadas en forma totalmente literal). Crítica feroz al capitalismo y sus víctimas. Aunque todo el elenco tiene una participación estupenda, es el protagonista —Song Kang-ho— quien te regala una actuación sublime.
Yo no creía posible que luego de "El Irlandés" se podría encontrar otra obra maestra en tan poco tiempo. La recomiendo al mango.
La puesta en escena es tan delicada, por decirlo de alguna manera, que hay que mirar por encima de la superficie de una aparente comedia negra. Es una película fuertemente ideológica, casi un tratado de marxismo en la que se expone la lucha de clases.
Llena de alegorías en las que la clase dominante vive en la parte más alta a la cual se llega por empinadas calles y escaleras, y las clases bajas residen en los subsuelos, y a cada una les va en suerte de acuerdo a su poderío (la tormenta de lluvia es un festejo para los ricos y para los pobres significa estar inundados en la mierda que brota de los retretes). Los pobres pueden aspirar a ascender socialmente pero nunca, nunca, pierden el olor... a pobres, mientras que los poderosos hacen y deshacen con sus trabajadores como si fueran peones en un tablero de ajedrez. Y hasta el título es muy significativo, porque parásitos pueden ser el lumpenproletariado que con sus artimañas logra infiltrarse en la residencia rica, como también parásitos son los ricos que viven a costilla del trabajo de quienes explotan.
En fin, yo creo que el filme es una tesis para discutir pero abstrayéndose de la historia que lo pretexta en el argumento.
spoiler:
La vuelta de tuerca final en la que aparece un personaje habitando —casi prisionero— en el sótano de la mansión y la furia homicida que se desata a partir de la fiesta de cumpleaños del niño, son un ejemplo simbólico del determinismo histórico: no es posible el cambio de mentalidad cuando se está condicionado por la parte material en la que se está inmerso. Todos, de una otra forma, adquieren un estatus parasitario del que no es posible salir.
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