Megahumorada

Como dirían los italianos, esta película es un bocatto di cardinale para hincarle el diente a una de las tantas reseñas posibles. Porque más de uno fruncirá el seño al tratarse de un producto de The Asylum y no se tomarían muy en serio un texto que alabe esta obra.

Claro, uno tampoco debe tomarse con mucha seriedad el empeño en escribir más de medio párrafo acerca de Megaboa. Sin embargo (siempre hay un pero) me parece que está película pasará a los anales de la cinematografía mundial, y no en el sentido de relaciones sexuales por el ano. Trataré de explicarme mejor. Seguramente dentro de unos años esta producción será un filme de culto, como los de Roger Corman y Tommy Wiseau, aunque quien esto escribe carece por completo de cultura para que se lo califique de, precisamente, culto. Así ocurre con títulos que de tan malos se convierten en clásicos del absurdo, del ridículo y del humor involuntario.

Gran labor de los guionistas

Uno estaría dispuesto a pagar para ser testigo (aunque sea a hurtadillas debajo de la mesa de trabajo) del tenor de las discusiones, ponencias y acuerdos que el equipo de libretistas llevó a cabo para redactar los diálogos. Es de suponerse que se sacaban chispas para ver quién proponía el absurdo más grotesco, la línea más ridícula, la más altisonante frase carente de cualquier sentido y los mensajes ético-filosóficos que parecen tener origen en alguna conversación informal de borrachos. Tener el privilegio de cómo se crea un esperpento sería un privilegio.

Lo anterior puede resultar en dos cosas bien antagónicas: a) la completa felicidad de los traductores que haciendo los subtítulos en español no han parado de reírse en todo el proceso; y b) una casi inevitable carrera en búsqueda de la autoeliminación, también por parte de esos mismos traductores.

Así, recordando a Freud, se da la lucha de pulsiones: la risa y el suicidio, la felicidad y la depresión, el dulce de leche y la mortadela, Steven Seagal e Isabel Pantoja. Nombrar todas las posibilidades excede ampliamente la seguramente ya agotada paciencia de los eventuales lectores. En el recóndito —y hasta casi repudiable—caso de que alguno haya llegado hasta aquí.

Acerca del elenco

Como es costumbre en las películas de la productora The Asylum el reparto es francamente flojón. El pobre Eric Robert vuelve a hacer una parodia de sí mismo, recitando pelotudeces como si fueran parlamentos de Hamlet en la cuerda dramática de Anthony Hopkins, con grandilocuencia y una cara de abuelito bueno (que también puede representar a un pedófilo) que al final resulta en provocar la vergüenza ajena.

Sin embargo, la mejor actuación sin dudas —brillante y excepcional— está a cargo de una gigantesca víbora. Algo así como una lombriz mitológica tan larga como el río Amazonas y con una mandíbula que envidiaría hasta el mismísimo Jim Carrey.

SPOILER: En una antológica escena esta súper megavíbora cae en una alberca colmada de ácido sulfúrico, lo que provoca que el pobre bicho se queme vivo y su piel se disuelva, mientras desde adentro emerge despellejada y sangrienta toda su estructura interna pegando gritos y alaridos desgarradores de dolor. Bueno, ver para creer. Teniendo la precaución de controlar bien los esfínteres porque las carcajadas pueden jugarle una mala pasada al espectador (en realidad en lugar del término “pasada” debió usarse otro que rima con el mismo).

A modo de conclusión muy en serio

Con mis 214 años de edad he tenido el privilegio de ver cine desde sus inicios con los hermanos Auguste y Louis Lumière, durante más de un siglo y cuarto. Debo reconocer que no recuerdo haber visto una comedia humorística más descacharrante que esta Megaboa, a la que califico con 10/10 y me permito recomendarla humilde, efusiva y salvajemente.

OTROSÍ DIGO:

Agradeciendo la generosa hospitalidad de MovieHaku que permite la publicación de opiniones libremente, yo siento que no hay un feedback, a pesar de que mis reflexiones están destinadas a una página de cine warez y en la cual se ponen vínculos a mis reseñas. Me consta que muchos han leído estas críticas (me lo han hecho saber por correo electrónico que lo sacan de mis créditos en los subtítulos), por eso estimulo y solicito encarecidamente a esos eventuales lectores a que se registren en MovieHaku para poder aprobar o desaprobar estas opiniones. Obviamente que el registro es gratuito.