Para disfrutar sin pensar

Acción incesante y efectos especiales extraordinarios desde el primer minuto y todo acumulativo y redoblando la espectacularidad hasta el final son las características de este muy, pero muy entretenido filme.

Claro, se supone que uno busca en este género pasar un buen rato de disfrute con las catástrofes que se suceden y prácticamente pasar por alto las inconsistencias de la historia. Ésta se remite a un desertor de los equipos de rescate del cuerpo de bomberos a quien le importa un carajo el sufrimiento de las víctimas y se dedica exclusivamente a ir en búsqueda de la salvación de su familia, por lo que el mensaje ético es bastante jodido; pero bien, el diseño de la superproducción apunta al gran entretenimiento y lo logra con creces. Tanto los efectos digitales como las miniaturas están soberbios y, para destacar especialmente, es que la historia se desarrolla íntegramente a plena luz del día evitando escenas sombrías y nocturnas puesto que la suprema calidad de los efectos especiales no necesitan de ocultamiento para ser creíbles.

Buenas actuaciones en papeles secundarios como Paul Giamatti, Hugo Johnstone-Burt, Archie Panjabi y el niño Art Parkinson, mientras que el protagónico está a cargo del conocido mastodonte de la inexpresividad. Interesante película para pasar un rato entretenidísimo y vale la pena ver los créditos hasta el final para disfrutar una excelente versión de "California Somnolienta" por la cantante australiana Sia.