Este es un extraordinario filme sobre la enseñanza, muy alejada de este tipo de cinta en la que un profesor ayuda a sus alumnos a ser mejores en la vida, con todos los tópicos de rigor; aquí lo que vemos es como una idea mal entendida puede dañar el desarrollo tanto personal como intelectual de un niño, reflejado estupendamente en la persona de Miss Brodie, una profesora pomposa y pedante, pagada de si misma, que trata de inculcar sus ideas politicas (fascistas) y sexuales en sus alumnas. Maggie Smith está increible (ganó un Oscar) como una figra formidable y arrolladora: también están muy bien desarrollados los personajes secundarios, sobretodo el de Pamela Franklin como Sandy, su alumna de mayor confianza que se da cuenta demasiado tarde de que todo lo que les ha enseñado no sirve para nada y de que su comportamiento ha sido siempre negligente, por lo que decide tomar revancha. Compleja y plena de matices, la cinta es un ejemplo de cómo el cinema de estudio podía crear cintas memorables y de gran calidad sin apartarse muchas veces de los requerimientos del público -- el shock del desenlace sigue funcionando tan bien como en su estreno, lo que habla de la perdurabilidad de la obra.