Las Ruinas Circulares de Borges

Un extraordinario futbolista, recientemente fallecido, será siempre recordado por su genialidad en el manejo de la pelota (los españoles dirían el balón, tal vez para quitarle ese valor peyorativo al sustantivo que puede confundirse con los genitales masculinos, especialmente en la América latina), por el dominio artístico en eludir al jugador contrario y la maestría de rematar profunda y certeramente a la red del arco. Pero no por sus declaraciones. Digamos que cada vez que hablaba (en reportajes, en declaraciones a la salida de la cancha o en cualquier otra circunstancia fuera del propio juego) a uno le salía el “nazi interior”, como diría el gran psicoanalista alemán Erich Fromm en su “El Miedo a la Libertad”, y te daban ganas de dispararle con una Beretta en la sien. Algo parecido sucedía con el extraordinario Jorge Luis Borges, a quien uno debe gozar por su dominio de la escritura, del decir y de imaginar y, para nada, no por sus dichos que eran francamente más reaccionarios que los del peruano Mario Vargas Llosa.

Y precisamente a Borges la humanidad le debe rendir homenaje por una obra maestra llamada Las Ruinas Circulares. Este cuento (que se encuentra a disposición en forma completa y gratuita en la direccfión https://ciudadseva.com/texto/las-ruinas-circulares/) narra cómo un individuo se propone crear a un hombre desde cero con la acción de soñar.

Es así que se dispuso a que cada vez que soñara fuera fabricando de a pedacitos un ser casi a su imagen y semejanza. Para ello en cada sueño crea algo así como una academia de aprendizaje en que los diferentes alumnos fueran rindiendo pruebas o exámenes eliminatorios de manera tal que fueran quedando solamente aquellos excepcionales dignos de convertirse en el ser que él anhelaba crear. La historia es contada con infinidad de alusiones místicas, fantásticas y emocionalmente racionales (valga la contradicción). El asunto es que al final (ATENCIÓN: LO QUE SIGUE ES SPOILER DEL CUENTO) el protagonista del relato era también un sueño soñado por otro.

Más allá de la genialidad de Borges, Las Ruinas Circulares es un cuento que puede ser contado, aunque parezca un juego de palabras. Hay una idea, un desarrollo y un desenlace. Recomiendo la lectura de esta brevísima obra maestra a todos quienes sientan algún interés por la literatura.

¿Cuál es la relación de la extensa exposición anterior con Scary of Sixty Four? Ninguna. Absolutamente no existe punto de contacto. Trataré de explicarlo brevemente usando español ibérico, porque en latino puede prestarse a malas interpretaciones.

Es que a esta película no he podido cogerla por ningún lado. Luego de verla te quedas “que ni te enteras”. No puedes “hacerle caso” a la coherencia. Me ha resultado absolutamente incomprensible, como vagar por un bosque cuyo follaje (no sé si en España esta expresión es de buen gusto) te resulta impenetrable (dicho esto último sin ninguna connotación sexual). No hay pie ni cabeza (haciendo esto último referencia a la testa). Rarísima por completo. Yo diría, para resumir, que esta película es verdaderamente una hija de la gallina. (recordando que he tratado de usar terminología ibérica).