Dos notables interpretaciones y una casi penosa
La mayor atracción de esta película es el trabajo excepcional de Rob Riordan y Jacqi Vene. El primero interpretando a un yonqui, buscavidas que tiene una mujer que está engendrando a su hijo y la actriz componiendo en forma brillante a una bobalicona, muy limitada intelectualmente, ingenua y desesperanzada de la vida.
Con una historia que ya se ha visto mil veces, un robo que se complica y culmina en una persecución entre el gato y el ratón, los maleantes y las víctimas y que apela al uso de muy pocos personajes. La escritura del libreto es muy creíble, adecuada y no hace uso de los clisés habituales. Sin embargo el punto más flojo del guión es la duración de la obra. La han estirado muchísimo para que pudiera exhibirse como un largometraje cuando el planteo (basada en hechos reales) original parece haber sido pensado para una serie de televisión de 45 minutos.
De esta manera se alargan algunas escenas, especialmente en el primer tercio del metraje, con la descripción psicológica excesivamente reiterativa de los papeles principales. Esto provoca que cuando comienza la persecución el interés vaya decayendo a medida que uno hace el visionado y se advierte con mucha premura cuál será el desenlace.
Si el trabajo excepcional Rob Riordan y Jacqi Vene son ya de por sí razón suficiente para ver esta película, lamentablemente Eric Roberts, ya cayendo en picada libre su carrera, vuelve a interpretarse a sí mismo y recita sus parlamentos en forma ampulosa como si el director hubiera dejado en manos del actor el tono de voz y sus movimientos para que nos de lo de siempre: hacer de Eric Roberts.
No es nada de otro mundo, puede entretener aunque le sobran unos cuantos minutos. En la escala del 1 al 10 le doy 5.