Vero no cabe en sí de gozo. Se ha enterado de que Sergio está realmente interesado por ella y ha decidido ir a por todas con él. Sin embargo, se lleva el mayor chasco de su vida cuando el chico vuelve de su viaje con una nueva novia, Rocío (Bea Segura). Al conocer a la intrusa, se lleva una gran decepción pero cuando la recién llegada quiere hacerse amiga suya aprovecha la ocasión para destruirla. Rocío le cuenta que está muy ilusionada con Sergio porque éste ha respetado hasta el momento sus deseos de no acostarse juntos. Al parecer, a ella le gustan los hombres que van despacio. En esta confesión Vero encuentra la solución de sus problemas; le cuenta a Sergio que Rocío es una chica muy lanzada, y que le ha dicho que le atraen los chicos seguros y que no se andan con rodeos. Después de esto, Sergio decide llevar a cabo su plan de ataque. Acostumbrado a alardear siempre de sus conquistas, pondrá en un serio aprieto a su novia. Pero Vero no contaba con que Rocío estuviera de verdad colgada de él y no está dispuesta a perderle.
Hay elecciones en el barrio y Aída está muy orgullosa de que le hayan designado para presidir una mesa electoral. El día de la votación, Carlota quiere arrebatarle a Gonzalo su papeleta, temiendo que vote al PP. En medio de la confusión, Sole se equivoca y es ella la que acaba dando su voto al partido que más odia. Cuando descubre su error, intenta por todos los medios que le dejen cambiar su votación. Por otro lado, Carlota tiene miedo de las posibles repercusiones laborales de su embarazo. La peluquera teme que no quieran renovar su contrato si se enteran de su estado y se decide a firmar sin soltar prenda. Todo parece ir bien hasta que su jefe (David Fernández) queda con ella en el bar para hablar de la renovación. Ella intenta que no se le note pero todo parece indicar lo contrario. Además, discute con Gonzalo por un monovolumen que el quiere comprar. Tras interceptar una carta de amor escrita por Sergio, el frutero piensa en emplear el mismo método para conquistar a Aída. Pide ayuda a sus amigos para redactarla, pero les cuenta que la destinataria es su mujer. Gonzalo le deja la carta a la portera (Tina Sáinz) para que se la entrega a la esposa del frutero. Este tendrá que darse prisa en recuperarla antes de que la lea...
Carlota debe acudir a una revisión rutinaria por su embarazo y, cuando llega a la consulta, descubre que su ginecóloga habitual no está y que ha sido sustituida por Roberto (Mario Picazo), un novio que tuvo tiempo atrás. Carlota se siente tan incómoda que decide irse, dispuesta a no confesarle nada de lo ocurrido a Gonzalo. Sin embargo, éste se entera por medio de Sergio de que el nuevo doctor de la madre de su hijo es un hombre y no está dispuesto a dejar que ella pase sola ese trance. De este modo, acude por sorpresa a la clínica justo cuando Carlota ha tomado la determinación de olvidarse de los prejuicios y someterse al análisis médico. Por otro lado, Sergio continúa con sus juergas nocturnas. Gonzalo le recrimina que utilice la casa que le ha prestado para sus fiestas, y el chico anula la siguiente, a la que iban a acudir Vero y Diana. Cuando éstas se enteran, deciden hacerla por su cuenta y riesgo.
A su llegada de Benidorm, Aída y el frutero intentan disimular que los dos han pasado un fin de semana juntos pero es en vano porque los han descubierto en los informativos. Además la felicidad que irradian sus caras no deja lugar a dudas, lo han pasado muy bien juntos y al parecer, están enamorados. Pero ¿Se divorciará el frutero de su mujer y formalizará su relación con la empleada del Kasi Ke No? De momento él le ha pedido tiempo; asegura que está dispuesto a separarse. Por eso, ella le perdona toda indecisión, actitud que crispa al resto del grupo de amigos. Será Carlota quien definitivamente abra los ojos a Aída, y ésta se dará cuenta de que no tiene ningún futuro con el frutero. Por su parte, la alegría de Sole de tener a su hermano (Federico Luppi) cerca, se ha transformado en un insoportable ataque de celos porque Antonio se ha convertido en el centro del universo para sus amigos, y ella se siente desplazada e inútil. La mujer intentará llamar la atención por todos los medios. Por otro lado, han abierto un bar en frente del Kasi Ke No que le hace la competencia a Gonzalo. Su propietaria (Elvira Lindo) no juega muy limpio...
Una crisis existencial amenaza a Sergio. El chico se da cuenta de que su vida carece de sentido. No tiene casa, ni trabajo estable ni una relación amorosa seria. Su desánimo aumenta cuando descubre que su hermano, más pequeño que él, ya ha conseguido un puesto de responsabilidad en una empresa y está a punto de casarse por la iglesia. Vero, que percibe este momento de debilidad, aprovecha para convencerle de que su relación con Rocío no tiene futuro. Pero le habla de un modo tan confuso que Sergio entiende que le está diciendo todo lo contrario y es entonces cuando toma la decisión de irse a vivir con su novia. Vero se queda desolada. Mientras, Aída está muy ilusionada preparando la fiesta de cumpleaños de su hijo Jonathan. Ha elaborado una sabrosa tarta que esconde en la nevera de Sergio para que el pequeño no la descubra. Sin embargo, cuando va a sacarla descubre que alguien se ha comido un trozo. Nadie de la pandilla quiere reconocer su debilidad y todos tienen una coartada para demostrar su inocencia. Por otro lado, Carlota debe hacerse la ecografía en la que ya se podrá ver el sexo de su hijo. Gonzalo se ha entusiasmado con la idea de que sea un varón, actitud que ella le reprocha. Para evitar enfrentamientos, decide no acompañarla a la consulta. Cuando regresa sin haberse hecho la eco le cuenta a Gonzalo que es una niña para que no se ponga tan pesado...
Diana vuelve a sufrir un desengaño amoroso, esta vez por culpa de Ruth (Anne Igartiburu), una nueva actriz en su serie de televisión. Aunque ambas ya se han acostado, Diana se siente ignorada por ella y, cansada de tener relaciones de una sola noche, le insiste para conseguir una cita. Vero convence a su amiga de que finja indiferencia con Ruth para lograr atraerla. Como la estrategia no funciona, Diana besa a Vero para darle celos. Cuando las ve, Ruth empieza a interesarse pero a partir de ahora Vero y Diana deben seguir con la farsa. Al final resulta que a Ruth quien le gusta es Vero y no Diana, lo que crea equívocos entre las tres chicas. Por otro lado, Sole anda preocupada por la explotación a que somete el frutero a Milton, su empleado peruano. El hombre está como ilegal y obedece todo lo que le manda su jefe, a pesar de lo humillante que puede llegar a ser. Sole habla de sus derechos a Milton, éste se rebela y el frutero le despide. Después recapacita y piensa que le saldrá a cuenta contratarle legalmente pero, hasta que pueda, Sole despachará en la tienda.
Sole ha convertido a Diana en su protegida: la cuida como si fuera una hija. Cuando acude al plató donde graba Diana y oye al productor de la serie (Constantino Romero) decir que quiere que el papel de Diana desaparezca, ella se lo cuenta. Entonces Diana le canta las cuarenta a su jefe pero mete la pata porque no la pensaban despedir. Diana se enfurece con Sole y quiere marcharse de casa, pero la otra intentará retenerla. Por otro lado, cada vez falta menos para el gran día y Sergio no puede evitar estar muy nervioso. Siente que ya no tiene escapatoria y no sabe si está haciendo lo correcto. Rocío le gusta mucho pero no es capaz de reconocer si está verdaderamente preparado para el matrimonio. Ante tanta duda pide consejo a su amigo Gonzalo, quien con sus explicaciones no le sirve de mucha ayuda. El compañero de Carlota le confiesa que antes de dar el paso se sometió a una serie de pruebas para asegurarse de que la madre de su futuro hijo era el amor de su vida. Pero no le sirvió para nada porque se dio cuenta de que amaba de verdad a Carlota cuando la vio durmiendo. Sergio decide seguir sus pasos, a la espera de esa prueba definitiva. Y supera con creces los obstáculos previos al matrimonio. Acompaña a su novia de compras y comparte con ella todos los preparativos; accede a tener una comida con sus suegros, hace lo posible por resultar simpático y no pone ningún impedimento a los deseos de la novia con respecto a la boda. Sin embargo, cuando casualmente descubre a Vero dormida, se da cuenta de que es con ella y no con Rocío con quien quiere estar. Pero, ya es tarde.
A Diana la despidieron finalmente después de insultar a su jefe. El mundo laboral anda muy revuelto y la actriz no encuentra nada que se amolde a sus altas aspiraciones. Pero no le queda otro remedio que aceptar una propuesta de lo más inesperada: trabajar como presentadora en el nuevo espacio de una televisión local. Una oferta bastante envidiable si no fuera porque se trata de lo último en telebasura: un programa espantoso en el que se busca a gente que quiera ir al plató a contar todas sus miserias. Pero después de varios programas su jefe (Juan Manuel Cotelo) le informa de que el espacio corre un serio peligro debido a sus bajos datos de audiencia. Diana, asustada, se lo cuenta a sus amigos y Sole, que todavía se siente culpable por haber influido en que la echaran de la serie, decide ayudarla. ¿Cómo? Se inventa que se está acostando con su yerno y va al programa a contarlo con todo lujo de detalles. Y como el morbo de la historia funciona, a Diana no le queda otra que continuar la farsa implicando también al resto de sus amigos, que se convierten enseguida en los reyes de la telebasura. Por su parte el frutero lleva dos días sin aparecer por casa, celebrando la victoria de su equipo de fútbol. Cuando aparece por el domicilio familiar su mujer no le deja entrar. Será Sergio quien se apiade del frutero y le deje convivir con él en el almacén. Pero el joven descubre que se pasa el día “haciendo solitarios” y decide tomar medidas al respecto.
Vero y Sergio sufren un atraco. El chico les cuenta a todos que él ha sido el héroe de la película, cuando lo cierto es que fue Vero quien sacó a la pareja del apuro. Al saberse la verdad, él hará campaña a favor de su hombría. Por otro lado, la revista del barrio convoca un certamen de poesía, cuyo premio es publicar la obra ganadora. Sole y Aída, muy resueltas, se presentan. La primera descubre que los versos de la segunda son magníficos. Ante el fracaso que se le avecina, la jubilada progre decide plagiar un poema de Pablo Neruda y lo presenta al concurso como propio. Cuando se descubre el fraude, todos se indignan con Sole, mientras Aída presume a los cuatro vientos de sus dotes de poetisa. Pero no pasará de ser reina por un día, ya que Antonio Gala aparecerá por el Casi Ke No y descubrirá el pastel: él ha ayudado a Aída a escribir su hermosa composición poética. Por su parte, Gonzalo y Carlota vivirán unas clases de preparación al parto un poco moviditas por culpa de una sabionda parejita. Se trata de Puri (Goizalde Núñez), una vieja amiga de Carlota a la que no traga, con su nuevo novio.
Diana se ha enamorado de Mayte (Lorena Berdún), una sexóloga. Cuando se acuestan, Diana tiene la sensación de que Mayte no lo ha disfrutado tanto como ella y empieza a darle vueltas a la cabeza temiendo que ella nunca pueda estar a su altura en la cama. Le pide consejo a Aída y ésta le dice que debe hacer todo lo posible por averiguar qué es lo que más hace disfrutar en la cama a su pareja y así poder retenerla más tiempo a su lado. Diana le hace caso, pero no todo le sale como ella quiere. Por otra parte, la economía en casa de Gonzalo no pasa por buenos momentos: van a embargarle el bar y no sabe qué hacer para evitarlo. Decide contarle el problema a su mujer pero antes de abrir la boca ella le dice que no se encuentra muy bien últimamente y que tiene la presión arterial por las nubes. Preocupado por lo que acaba de escuchar, Gonzalo no le cuenta nada a Carlota para evitarle el disgusto y comienza a buscar un trabajo que compaginar con la gestión del bar. Se hace vendedor de cosmética y empieza a perseguir a sus amigos para colocarles productos del catálogo de belleza, pero al final Carlota termina por enterarse.
Cada día que pasa, Sole se siente más ajena a todo cuanto le rodea. Sus hijos (que tanta lata le daban) se han marchado de casa, apenas le quedan amigos de su edad con los que quedar y además se ha dado cuenta de que cada vez tiene menos cosas que compartir con los que están más cerca de ella, sus vecinos. Así que decide ingresar en una residencia de ancianos. Cuando Carlota, Diana y Aída se enteran, se marchan al geriátrico para intentar convencerla de que ella jamás ha sido una carga para ellos. Pero al llegar, descubren con asombro que ésta se ha convertido en una reivindicativa líder entre sus compañeros del centro. Por otra lado, Aída recibe la visita de su ex marido. Ella está segura de que él pretende reconquistarla, por eso se queda descolocada cuando se entera de que lo que en realidad quiere es invitarla a su boda con una mujer despampanante. Y, para no quedar mal delante de él, la asistenta le pide a Sergio que se haga pasar por su pareja. Por su parte, Carlota empieza a pensar que con el embarazo ha perdido atractivo para su marido, que ya ni la toca. Lo cierto es que Gonzalo anda pluriempleado y está tan agotado que por eso no le dedica demasiado tiempo a su mujer. Pero cuando Carlota recibe la muñeca hinchable del frutero en su casa, cree que el destinatario es Gonzalo y confirma su sospecha. La mujer se deprime, les explica el problema a Diana y Vero y éstas le animan para que intente seducir a Gonzalo. Así lo hace pero escucha un mensaje en el contestador de Aurora, la ex de Gonzalo, y entra en cólera creyendo que le pone los cuernos con ella.
Gonzalo no puede estar más nervioso, no ve el momento en que Carlota dé a luz. Para intentar tranquilizarle, Aída y el frutero le animan a que aproveche los últimos momentos en los que podrá pensar sólo en él, ya que cuando nazca el bebé estará ocupado en su hija las 24 horas del día. Siguiendo su consejo, Gonzalo decide hacer algo que siempre había deseado: dedicarse al toreo. Para ello contará con la ayuda del diestro Miguel Abellán. Sin embargo, la suerte no estará de su parte y terminará en el hospital junto a Carlota a punto de traer al mundo a su pequeña Laura. Mientras tanto, Vero y Sergio están esperando a que pasen los dos días para que se cumpla el mes que se dieron de plazo para empezar a salir juntos. Pero algo se interpone entre la pareja. Vero empieza a quedar con Jorge, un ex novio suyo que ha venido de visita a Madrid. Cuando Sergio consigue calmar sus celos, habla con Jorge y éste le confiesa que está dispuesto a recuperar a Vero.
S11E01 20/04/2003
La profecía
VotarGonzalo y Carlota se han reconciliado y ya viven juntos. Él ha decidido trasladar de nuevo todos sus bártulos a la casa de la madre de su futuro hijo. Entre ellos descubre viejos recuerdos que Carlota no está dispuesta a guardar otra vez, como una camiseta firmada por el ex futbolista argentino Mario Kempes, su ídolo deportivo. Cuando el hombre se entera se lleva un gran disgusto. La mujer, para animarle, le da la sorpresa de su vida citándose con el máximo goleador del Mundial del 78 con la selección argentina en el bar de Gonzalo, el Kasi Ke No. Por otro lado, Vero parece no darse cuenta de las constantes proposiciones de amor de Sergio. Incluso es capaz de quedarse dormida cuando él le está pidiendo que se casen. El chico ya no sabe qué hacer y, en un intento desesperado por demostrarle su amor, prepara a la chica una estupenda cena y le compra un maravilloso anillo de compromiso. Sin embargo, Vero en esos momentos está muy angustiada debido a su próximo viaje de trabajo y no le da la oportunidad de llevar a cabo la velada. Tendrá que ser Carlota la que haga de intermediaria para que la chica por fin descubra las intenciones de Sergio.