El camión de mudanzas ha vuelto a aparcar ante Mirador de Montepinar para descargar las cajas de una nueva vecina, mientras otra 'visita' amenaza con quedarse: Estela Reynolds.

Antonio Recio cree que investigando el entorno del moroso puede cobrar la deuda del vecino fallecido, pero la falta de recursos dificultará la investigación del mayorista que no limpia pescado.

Una ruptura sentimental unida a la gran dependencia psicológica de Judith llevará a un paciente de la joven a permanecer ilegalmente en el rellano del tercer piso, provocando nuevos problemas.

Amador no quiere que su matrimonio con la Cuqui concluya en divorcio, por lo que intentará impedir la venta del hogar conyugal a un tercero a toda costa.

La cuentas de la comunidad siguen en números rojos y para atenuar el problema Antonio Recio decide unilateralmente alquilar ilegalmente el piso del moroso.

Una oportunidad de oro se presenta a Antonio: el padre del novio de su hijo es un poderoso jeque árabe. El mayorista de pescado congelado intentará asociarse con el magnate.

Andy y Lucas llegan a la urbanización para actuar en el bar 'Max & Henry', mientras Enrique Pastor toma la decisión irrevocable de dejar su cargo como vicepresidente de Mirador de Montepinar.

Adora a su hija, se preocupa por su mujer y siente profunda antipatía por su yerno: esa es la actitud de la que hace gala el padre de Berta.

Enrique se ilusiona tras haber encontrado por Internet a la que cree su media naranja, y Berta comienza a sentir atracción por su confesor, el padre Alejandro.

Preocupación, culpabilidad y angustia son algunos de los sentimientos que embargan a Berta a raíz de su apasionado romance con el conserje del complejo, Coque.

Berta va a celebrar su cumpleaños, lo que impulsa a Antonio a provocarle el parto a Nines para hacerla madre. Mientras, Amador pone todo su afán en recuperar a Maite.

La alegría de Javi y Lola tras disfrutar de unas cortas vacaciones se trunca cuando descubren que el nuevo novio de Estela, un ex-convicto, se ha instalado en su hogar.

Su vida está vacía y carece de sentido. Para combatir la crisis existencial que sufre, Estela decide volcar sus esfuerzos en los demás montando un centro de mayores en la casa de su hija.

La vida de Enrique Pastor corre serio peligro en su debut como presidente en funciones tras encontrar tres millones de euros que pertenecían al moroso.