Alma Fillcot sueña con una vida de gran estatus social y glamur, y tiene la esperanza de ocupar un puesto vacío en el club de jardinería liderado por la intimidante Rita Castillo.

Sobresaltada, Alma investiga la preocupante colección de “recuerdos” de Bertram y decide que no dejará que su descubrimiento complique su ingreso en el Club del jardín.

Alma y Bertram trazan un plan para acabar con un posible contratiempo. Su hija Dee contrata a Vern cuando sospecha que Scooter miente. Mientras, Rita intenta aclarar las cosas con Catherine.

Alma se entera de que el Club del jardín le hará una visita sorpresa y convence a Bertram para que le ayude a prepararse a pesar de la investigación policial sobre la desaparición de su vecino de al lado. Triste, Dee busca consuelo en Vern.

Alma descubre lo cruel que puede llegar a ser Rita cuando está dolida, pero se da cuenta de que puede aprovecharse de la situación. Bertram quiere retomar su “afición” y busca consejo en una leal figura de su pasado.

Alma decide tomar las riendas tras hacer que Bertram acabe con el sufrimiento de Carlo. Mientras, Rita involucra a Scooter en su plan para chantajear a Catherine. Vern siente algo más por Dee.

Recién enviudada, la euforia de Rita dura poco cuando Catherine cuestiona su inocencia en la muerte de Carlo, para el deleite de Alma. Dee presenta a sus padres a Vern en una cena con múltiples revelaciones impactantes.

Mientras Alma celebra su admisión en el Club del Jardín, Bertram lamenta la pérdida de la antigua Alma. Isabel se aprovecha de su descubrimiento y Dee desconfía cada vez más de la información sobre la desaparición de la señora Yost.

Han pasado tres semanas y Alma está muy cómoda con su posición, así que decide presentarse a presidenta del club. Tras la muerte de Isabel, Rita queda en libertad. Bertram se siente cada vez más culpable y deprimido. Vern busca la verdad.

Alma traza un plan drástico y desesperado para proteger su prestigio y su nueva y glamurosa vida cuando Vern investiga a sus nuevos suegros.