Law Abiding Citizen es la historia de un reto que comienza mucho antes que la película en sí. Es la tarea de un director de hacer que el que nos caiga bien, el que esperamos que triunfe, es el malo, el sádico, el que cercena miembros, el que asesina sin piedad, el que tortura, el que no respeta ni a los niños... Que deseemos que triunfe por sobre el brillante, ejemplar padre de familia. Gary Gray sabe que todos, más de una vez, hemos deseado acogernos a la Ley del Talión, tomarnos la justicia por nuestra mano y vengarnos, con saña, sin reprimir la ira, de quienes nos afrentaron sin piedad. Partiendo de éste torbellino de emociones, la película nos muestra la calculada venganza de un hombre al que no le queda nada. El espectador se debate entre su conciencia y sus sentimientos, y, aunque probablemente la sed de venganza del espectador se venza antes que la del protagonista, aún le dá para lentamente llegar al final sin realmente saber si quiere que venza el "bien" sobre el "mal".